sábado, 26 de agosto de 2017

Muchas personas creen en el destino, y otras creen hacer su propio destino. Obviamente las que creen hacer su destino están equivocadas, y hoy en los comienzos del siglo XXI, ya no es una equivocación sino un signo de ignorancia. 
Puede alguien manejar su propia ocurrencia?
Alguno de nosotros determinó su fecha, o lugar, de nacimiento? o quizás alguno eligió ser inteligente y hermoso?
Evidentemente nadie puede manejar su ocurrencia, sí así fuese, se nos ocurriría la solución a los problemas que se nos presentan, en el momento, pero eso no ocurre.
Tampoco nadie puede determinar su lugar de nacimiento, y si analizamos nuestra vida son muchos más los desaciertos que los aciertos.
La primera ley de Pardo dice que todo el universo de nuestra realidad está absolutamente programado, y no existe el azar en su dinámica, por lo tanto tampoco existe el libre albedrío.
La cultura religiosa nos ha enseñado mal, ya que nos hizo creer en libre albedrío que Dios nos dió, pero el libre albedrío no existe ya que en nuestro cerebro inconsciente se elabora una decisión que luego creemos haber decidido. Nuestro cerebro es una "maquina" que trabaja permanentemente sin nuestro control.
La religión nos ha engañado.