jueves, 15 de septiembre de 2022

 Según cuenta la historia bíblica Dios le dijo a Abraham que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del cielo. Mayor que los granos de arena del decierto.

Es por eso que los judios se multiplican en gran número. El crecimiento es exponencial en comparación con el resto de la humanidad, y realmente con el correr de los años la promesa de la tierra prometida, no sólo la de Caanan sino de toda la tierra, podría ser cumplida. 

No se trata de hacer cumplir las profecias, ya que no son un mandato, sino que forman parte del programa del universo. Con cierta ironía podría decirse que Dios fue creado por el hombre, pero con la inspiración de Dios

En realidad, según las leyes de Pardo, todo lo que ocurre es una manifestación de Dios, siendo Dios el universo total, o "Universototal" que es todas las formas y modos en que el universo puede manifestarse con todo lo que existe, y potencialmente en el desarrollo, en todo lo que pueda existir.

Comparando la historía bíblica en las distintas etapas, aún no se cumplieron las promesas de Dios para su pueblo elegido. No existió la tierra donde brotara leche y miel, y la esperanza de una vida mejor resultó ser una persecución muy dolorosa para el pueblo judio.

Se generó un deseo no cumplido. Se puede decir entonces que el programa falló?

No. Lo que falló fue la creencia en algo que no sucedió, porque lo que realmente sucedió era el verdadero programa.

La sincronicidad entre los deseos y la realidad sólo se da si está en el programa.

A lo largo de la historia podemos observar muchos fracasos que comenzaron con buenos deseos.

Adolf Hitler levantó a Alemania de su depresión, fue endiosado y considerado el constructor de la nueva Alemania, pero los buenos deseos para el pueblo alemán terminaron en trajedia, pero el mundo tuvo un cambio radical que obviamente estaba en el programa.

No todo lo que parece bueno lo es. Aunque las cosas marchen bien eso no es garantía de éxito.  Y por el contrario muchas cosas mal hechas llegaron al éxito. Cómo puede ser esto posible?

Será que Dios maneja las cosas a su antojo, cuando quiera y como quiera?

No. Ni Dios puede alterar el programa, porque él forma parte del programa, y así es como todo lo que existe.


 




Todos somos consecuencia del pasado.

No decidimos ser blanco o negro, tampoco decidimos ser hombre o mujer, como sabemos esas características corresponden al programa genetico que heredamos.

Pero tampoco decidimos cuándo y dónde nacer. Esas circunstancias obedecen al programa del universo.

Una frase muy conocida dice: "Somos artífices de nuestro destino" y este concepto es uno de los errores más grandes de la humanidad.

Muchos dicen haber nacido con un mal destino, pero que han sabido torcerlo a su favor. Estos equivocados deben saber que los cambios del destino forman parte del destino. 

El ser humano cree hacer su destino pero sólo lo representa. Nadie puede saber cuándo se le ocurrirá la solución de un problema, ni tampoco cuándo un problema se puede presentar, aún tomando todas las precauciones, y pensando que no puede haber inconvenientes.

Existe una sincronicidad entre el universo y todo lo que contiene, y esto es así aunque los resultados no sean los esperados, o los deceados.

Cómo se establece esa sincronicidad?

La ley del universo programado de Pardo dice que no existe el azar en la dinámica del universo, aunque la física cuántica confunda con su principio de incertidumbre.

Al estar todo programado no existe el libre albedrío, por lo tanto las decisiones, aunque creamos nuestras, también estan programadas.

La sincronicidad es un tema complejo que se explica en las leyes de Pardo.




domingo, 11 de septiembre de 2022

Porque es tan importante la información que recibimos?

Nuestros ojos ven todo lo que está a su alcance, pero sólo miramos una parte de lo que vemos.  Lo mismo ocurre con nuestro cerebro, él percibe todo lo que está en su entorno pero sólo somos conscientes de una parte de lo almacenado en nuestro cerebro.

En el inconsciente se guarda todo, y aparecen partes en el consciente sin que podamos manejarlo. Nuestro cerebro nos maneja, nadie puede manejar su ocurrencia. Las imágenes y las ideas se nos presentan sin que tengamos dominio de ellas.

Todo obedece al programa del universo, es él quien nos maneja y a la vez nos hace creer que nosotros somos creadores absolutos de nuestras ideas, y de nuestro comportamiento.

Una mala instrucción da malos resultados. Los lavadores de cerebro adoctrinan a la gente para que cumplan sus propósitos. Pero siempre se debe tener en cuenta que todo está absolutamente programado. El que instruye programa las mentes de sus instruidos, el universo programa que el instructor instruya, y que los instruidos cumplan, o no, lo que se les enseñan. La aceptación del adoctrinamiento está en el programa del adoctrinado.

Si se carga nuestro cerebro de malas ideas, éstas aparecen activadas por alguna circunstanca, y forman parte de una decisión. Todo esto es un "mecanismo" matemático. Procesos físicos, químicos, y electromagnéticos, combinados en un programa general.

Nada escapa a la ley del universo programado de Pardo.